Hoja de Ámbar
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No siempre amanece.

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Mensaje  Laurence Sáb Jul 10, 2010 1:15 pm

El primer rayo trono en el cielo, la lluvia comenzó a caer mientras los arboles se mecían por el viento.

¡La culpa es tuya, Laurence!

Sonaba una y otra vez en su cabeza. Oía los golpes de la lluvia contra su armadura, y el sonido que generaba al chocar contra su capa. Costa Oscura hacia honor a su clima. Caminaba por el camino, dejando que el sonido metálico que generaba el roce de su espada contra su escudo hiciera eco contra los arboles.
Un nudo oprimía su garganta, demasiado peso sobre sus hombros durante demasiado tiempo, demasiado.

¡La culpa es tuya!


Caminando sin rumbo, sin destino, sin sendero. Apretó los puños, no lo aguantaba mas, tenia que hacerlo. Hazlo... hazlo... ¡Hazlo! Se repetía.

Hijo mio, no hay mayor deshonor para un soldado, que ser el mismo el que acabe con su vida, recuerdalo.

Bajo la cabeza y unos mechones de cabello mojado cubrieron su cara, llevo la mano a su espalda, agarrando la empuñadura de su espada. Ya no volveré a fallar a nadie. Pensó.
- ¿Que hace un caballero, por estos lares? - Oyó entre los arboles. Se giro rápidamente, inspeccionándolos uno a uno. - Es de mala educación no responder a una pregunta. - Era una voz femenina. - ¡Muestrate! - Grito el caballero. Vio como algo brillaba entre la maleza, levanto su escudo y oyó dos golpes contra el metal y como algo se clavaba en su hombrera., dos pequeñas dagas cayeron al suelo ahora barro.
- William Laurence Claymore, ¿Que haces tan lejos de Theramore? - Volvió a preguntar. No respondió, desenvaino su espada y fundo la hoja sobre su escudo mientras se cubría con el mismo.
- Sal y te daré algo mas que una respuesta... zorra. - Respondió mientras daba un rápido vistazo a su hombrera, la daga fue lanzada con precisión, no buscando heridas mortales.
Una sombra cayo a varios metros de el, acuclillada, se levanto arqueando la espalda y le miro. Encapuchada, vestida con ropas oscuras, una elfa, si se guiaba por la altura.
- Tengo muchas cosas que preguntarte... William. - Dijo mientras jugaba con una daga en su mano. - Tendrás que matarme un par de veces para conseguir respuesta. - Le respondió el caballero doblando las rodillas y preparándose. - Así sea. - Le respondió la elfa en un tono jovial y divertido.
Un rayo ilumino el camino, cuando se quiso dar cuenta, la tenia delante, rompiendo su defensa, le dio una patada en su escudo desequilibrandolo y otra seguida desprendiéndolo de su mano. El escudo deslizo por el suelo. Laurence, empuño su espada con ambas manos y la miro. - ¿Que quieres? - Pregunto.
- Todo a su tiempo, Laurence, todo a su tiempo... - Corrió hacia el al responder, el caballero clavo su espada en el suelo y se preparo, cuando llego, dio un paso hacia delante y levanto el codo, dándole en la cara y haciendo que cayera al suelo. Recibió una patada en el talón que lo hizo perder el equilibrio y caer junto a ella, y otra en la cara cuando intento levantarse.
Rodó sobre si mismo por el suelo mientras la elfa seguía su rumbo, clavando la daga donde había estado. Le dio una patada en el pecho quitándosela de arriba, se levanto y recibió un puñetazo en la cara, no se echo atrás, consiguió parar el siguiente golpe, coloco una mano en el hombro de la elfa y le dio un puñetazo en el estomago, cuando se arqueo por el golpe, paso la mano desde el hombro a su espalda y le propino dos rodillazos mas en el vientre. La asesina lo empujo, le dio un placaje con el hombro y lo noto.
Algo atravesaba su armadura, noto frió y un fuerte dolor, era como tener flato, pero un dolor mil veces mas intenso. Se separo tambaleándose con una mano en la herida, lo había apuñalado.
- Eso es lo que pasa cuando no cooperas. - Oyó entre risas antes de notar un golpe en la cara que lo hizo caer de espaldas.

Miro al cielo mientras notaba el sabor de la sangre en su boca, como la lluvia chocaba contra su cara, en poco debería amanecer. Noto que algo se colocaba sobre el, la elfa, se había colocado a cuatro patas mirándolo de cerca. - Pues creía que erais mas temidos... que decepción. - Se llevo la mano a la cintura, desenfundando una daga, preparando el golpe de gracia.
La mano del caballero rastreaba el barro, palpando todo lo que podía, topo con algo, una piedra del tamaño de una manzana, la agarro con fuerza y arremetió con ella contra la elfa mientras soltaba un grito. La piedra le dio en la cabeza y lo volvió a notar. Su armadura volvió a ser vulnerada, frió de nuevo, mas dolor, mas sangre. Se la quito de encima y le dio un fuerte puñetazo que la dejo inmóvil en el suelo. Se levanto tambaleándose, con una mano agarrando la daga que atravesaba su armadura. Miro a la elfa y su tabardo, agarro su espada y la desclavo del suelo, un ultimo vistazo a la elfa y comenzó a correr en dirección contraria.

Las hojas de los arboles dejaban caer las gotas de la lluvia pasada, las nubes poco a poco, se retiraban del cielo, los arboles ya no se mecían por el viento y el sonido que hacia el soldado al arrastrar su espada llenaba el bosque. Cayo rendido contra un árbol, se fundo en el y dejo caer el mango de la espada sobre su hombro. Agarro la daga que aun yacía en su cuerpo, la arranco de un tiron y gruño mientras levantaba la vista y apretaba los dientes para no gritar. Algunas gotas caían del árbol sobre el, le reconfortaban. Desabrocho las correas de sus hombreras y las dejo caer al suelo mientras notaba como todo se difuminaba.

¡La culpa es tuya, Laurence!


- Dulce ironía... - Finalizo antes de cerrar los ojos y ladear la cabeza.
Dos pasos le hicieron abrir levemente los ojos, miro sus botas, algo rojo goteaba sobre ellas.
- No hay escapatoria, Laurence. -
Laurence
Laurence

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