Evento: un rumor en Desolace

OFF-ROL No sé si esto debo de publicarlo aquí o no. El caso es que tengo en mente un eventillo en Desolace, de cara al Cataclismo, que puede dar mucho juego. Como sabréis, Desolace va a cambiar en el Cataclismo, y podríamos interpretar algo que se aproxime a lo que pueda ocurrir cuando cambien la zona. Como va a ser repoblada por el Círculo Cenarion y va a crecer vegetación y tal, mi idea se trata en tener que seguir las pistas de un extraño artefacto antiguo de gran poder, que está en una ubicación desconocida, que sirva para ayudar a los druidas del Círculo a cambiar Desolace. He aquí la introducción al evento. No dudéis en comentarme qué os parece, es mi primera historia y seguro que he tenido un montón de fallos. OFF-ROL



Las noches en Desolace varían poco en comparación con los días: son igual de siniestras, de inhóspitas, de aburridas. La suave brisa de viento del Oste, desprovista de todo rastro de humedad al cruzar las marchitas tierras servía para refrescar rápidamente el ambiente en Punta de Níjel, tal y como ocurría cada noche. Menos mal que aquí, al menos, aún quedaban restos de vegetación, abrigada en las laderas y colinas de la montaña que alberga el asentamiento élfico.


El pueblo estaba muy tranquilo, como de costumbre. Un grupo de guardias patrullaba por los alrededores en busca de algún movimiento sospechoso. Pero no había nada fuera de lo habitual. Esta sería una noche más, igual de monótona que todas.

Pero algo cambió esa noche: justo cuando empezaba el día a clarear, el sonido de unos pasos acercándose rápidamente a la cuesta de entrada al pueblo sobresaltó a los dos guardias adormecidos que se apostaban allí.

- ¿Oyes eso? Alguien se acerca a toda prisa.
- Sí, mantente en guardia. Puede que sea un centauro intentando adentrarse en el pueblo para robar.

En la lejanía, los dos guardias divisaron una pequeña y verdosa figura correr y acercarse cada vez más a su posición. Conforme se iba acercando, su velocidad iba aminorando, hasta detenerse jadeante delante de ellos, quienes no daban crédito ante quién se había presentado a las puertas del pueblo.

- Necesito,... ¡uh! ¡Vaya! Necesito hablar… - balbuceó el pequeño goblin que tenían ante sí – Tengo que ver a Kreldig.
- ¡Vaya vaya! El “gran” Bibbly esta en apuros, ¿eh? – bromeó uno de los guardias..
- ¡Calla! ¡Es urgente, muy urgente! ¡Necesito ver a Kreldig ahora mismo!
- Está bien. Pero Fadric te acompañará. Kreldig tiene muy mal despertar, y como vea un goblin a su lado nada más abrir los ojos, es probable que acabe contigo antes de preguntar siquiera qué haces.
- Acompáñame Bibbly – dijo el otro guardia con cierto tono de resignación al goblin.

Kreldig Ungor era un enano que llevaba bastante tiempo afincado en Punta de Níjel. Como buen enano, se dedicaba a la búsqueda de extraños artefactos y de tesoros. Y Desolace era un lugar conocido porque, según la leyenda popular, había gran cantidad de tesoros enterrados y escondidos en esas tierras yermas.

- Kreldig, este goblin quiere hablar contigo.
- ¡Vaya! Si es el archiconocido Bibbly. No te molestes, no quiero comprarte nada, la última vez me engañaste. Los papiros que te compré… ¡se deshicieron! – gruñó enfadado el enano.
- Ejem… sí, bueno,… pero esto no tiene nada que ver. ¡Lo he encontrado, Kreldig! Por cierto, ¿quién es este? – El goblin miró al elfo de la noche que estaba sentado al lado del enano.
- Es Dhaelan, un centinela de la Hoja de Ámbar. Está aquí ayudándome con algunos quehaceres. Es de confianza, habla. Encontrado el qué. Habla más despacio, si no es imposible entenderte.

El goblin y el elfo se cruzaron las miradas, y Bibbly continuó hablando con el enano.

- Un viajero llegó ayer a mi casa. Estaba malherido. Tenía magulladuras en todo el cuerpo. Tenía heridas bastante serias en la cara. Tenía un brazo ensan…
- Basta. No necesito que me des todos los detalles, que acabo de tomar el desayuno y se me va a revolver.
- Bueno, a lo que iba. Sus heridas eran muy graves, apenas podía mantenerse en pie. Me dijo que en la costa, cerca de Ethel Rethor encontró una mochila de cuero. Estaba mojada. Dentro, una carta escrita en naga. Cuando estaba traduciéndola, unos naga que deambulaban por la zona le sorprendieron, y al ver la bolsa de cuero que tenía junto a él, se sobresaltaron y se abalanzaron rápidamente contra él. Me dijo que escapó porque se quedó inconsciente, lo dieron por muerto.

Bibbly rebuscó en su cartera y sacó un pergamino, desgastado y ensangrentado.

- Aquí está el pergamino. Como ves está a medio traducir, y además, falta un trozo, que seguramente fue arrancado por algún naga durante su pelea.
- Déjame ver – el enano extendió su mano para recoger y echar un vistazo al pergamino – Mmm, esto es interesante. Esto es muy interesante.

Tal y como Bibbly le había dicho, se trataba de un texto en naga, y el humano había logrado traducir parte del mismo en la parte posterior del pergamino. Si bien el texto estaba incompleto, sí que decía algo muy importante: “es nuestro deber proteger La Clave. Nadie puede llegar a ella. Si la descubren podrán encontrar el camino hacia el…” A partir de aquí ya no había más texto, estaba en la parte arrancada del pergamino.

- Parece que tienes razón Bibbly, quizá al final resulte que la leyenda del Artefacto Perdido de Desolace no sea una leyenda, sino que sea real.

Saludos!
Yo no sé si tiene o no errores, pero el relato me ha gustado. ¡Ánimo! ^^

((Genial, me encanta la idea. Si necesitas cualquier cosa para colaborar con la organización del evento cuenta conmigo, asímismo, confío en ti si quieres prepararlo por tu cuenta, tiene muy buena pinta. De hecho, yo llevaba tiempo pensando en montar una trama un poquito más al sur, en feralas, algo que llevo mucho reservando. Si te parece podríamos enlazarlo, o continuar con el viaje hacia el sur cuando hayamos completado con la misión en Desolace.
Muchas gracias por la iniciativa, lo cierto es que, entre los problemas en casa y demás, llevaba algún tiempo desanimada, pero este tipo de cosas me dan ganas de volver a estar más activa.
¡¡Hoja de ámbar!! ))

((Pues toda ayuda se agradece, jeje. Estoy preparando las localizaciones para el evento y tal. La verdad es que sería muy chulo poder enlazarlo con lo que tengas pensado en Feralas. Cuando tenga ya algo preparado pondré un aviso en el calendario, con antelación, para que la gente se pueda apuntar))

((Estupendo, nos mantendremos informados entonces Piensa que tambien se pueden organizar eventos pequeñitos de cara a esa trama que piensas desarrollar. Por ahora vamos camino del reagrupamiento en Auberdine, pero después, habría que cruzar Vallefresno tras la guerra para poder llegar al paso del Espolón, luego los campamentos de la maldita Ventura y CIA, la caravana con suministros etc... Si quieres ayuda con eso dime y me pongo en marcha ))

El Viaje

Durante todo aquel día, Kreldig no paró de buscar información entre sus cuadernos de exploración. Quizá se le había pasado algo por alto. En algún lado de Desolace había algo que no cuadraba, algo fuera de lugar. Y él, como buen cartógrafo que era, seguro que lo había plasmado, quizá sin percatarse, en sus mapas.

Pero era inútil. Por más que buscaba y rebuscaba, no conseguía encontrar nada. Si aquel pergamino que le trajo Bibbly hubiese estado completo… “es nuestro deber proteger La Clave. Nadie puede llegar a ella. Si la descubren podrán encontrar el camino hacia el…”. Ya había repasado el pergamino cientos de veces, comprobado la traducción y buscado mensajes ocultos. Pero no había nada más.

- Es inútil, por más que busco y rebusco, no consigo averiguar nada acerca del paradero del Artefacto Perdido.
- Si quieres puedo echarte una mano. – Respondió Dhaelan.
- ¡Ja! Si pudieras serme útil ya te habría pedido ayuda, elfo – respondió de mala gana Kreldig.- Pero me temo que aún no tienes los suficientes conocimientos para ayudarme a buscar pistas en estos mapas.
- Pero puedo buscar pistas “in situ”. Tú sólo dime por dónde tengo que empezar a buscar, que yo me encargaré del trabajo de campo.
- Mira, Dhaelan. Aunque te enviara a explorar algunas zonas en las que es posible que podamos obtener alguna pista, es demasiado peligroso para que vayas solo. Y los guardias de este lugar tienen órdenes de no ayudarme con mis investigaciones. ¡Necios! Ellos mientras tengan una espada en la mano y un centauro al que matar, no ven más allá.
- Quizá la Hoja te pueda echar una mano. Si quieres, puedo partir ahora mismo hacia Auberdine para informar de lo ocurrido aquí – replicó el elfo.
- Toda ayuda es bien recibida. Yo seguiré buscando entre mis anotaciones y mis mapas. Estoy seguro que se me ha pasado algo por alto. – el enano agachó la cabeza y continuó inspeccionando detenidamente sus mapas.

El sol estaba cerca de lo más alto. Aún quedaban bastantes horas de luz antes de que cayera la noche. Si quería llegar sano y salvo a Cima del Espolón, tenía que partir cuanto antes. Las noches en la Vega Carbonizada son muy peligrosas. Las arpías y el resto de seres que habitan allí parecen multiplicarse cuando caen los últimos rayos de sol.

Dhaelan cogió lo necesario para el viaje: algo de comida, varias botellas de agua, unas cuantas dosis de veneno para sus armas, por si tenía que defenderse, y su armadura de batalla. Fue a buscar a su sable a los establos, pero antes se despidió de Kreldig.

- Marcho hacia Auberdine, Kreldig.
- Sí, sí,… estos mapas deben tener… - el enano estaba absorto entre sus mapas, anotaciones y libros. – Ten cuidado, no me sirve tener un ayudante en el cementerio.
- ¡Vaya! Gracias por el cumplido – replicó irónicamente Dhaelan.

El elfo descendió por el camino de Punta de Níjel y torció hacia el Norte. Le esperaba un complicado viaje hasta Auberdine, y Cima del Espolón sería su primera parada.

Llegada a Auberdine

El viaje hacia Auberdine resultó más tranquilo de lo que Dhaelan esperaba. La parte más complicada del viaje, como ya supuso el elfo, fue atravesar la Vega Devastada, en Sierra Espolón, mientras iba camino de Cima del Espolón. Al alba del día siguiente, Dhaelan partió con la intención de atravesar Sierra Espolón hasta llegar a Vallefresno. Preparó su sable de la noche con el equipaje mínimo necesario, para que así el animal no se cansara y pudiera recorrer más distancia.

El paso por Sierra Espolón fue relativamente rápido, y aunque en Vallefresno tuvo que esquivar varias patrullas de exploradores de la Horda, su perfecto conocimiento del territorio le permitió viajar pasando casi inadvertido. Pasó la noche cerca de la Atalaya de la Maestra, y a la mañana siguiente prosiguió su viaje hasta Costa Oscura.

Al caer la tarde llegó a Auberdine. Tenía ganas de regresar, de sentir la brisa del mar, de oir el contínuo trasiego de barcos en el embarcadero. Esa ciudad tenía algo especial en el ambiente, y siempre le reconfortaba regresar. Pero esta vez no venía para descansar, al menos no de momento.

- Saludos Shaussiy.
- ¡Vaya! Cuánto tiempo sin verte por aquí, Dhaelan - la tabernera se sorprendió al ver al elfo. - ¿Cómo va todo por Punta de Níjel?
- Pues... - el elfo dudó si contarle algo a la tabernera - como siempre. Igual de tranquilo y aburrido que siempre, jeje.
- Si es que como el trajín de este embarcadero no hay nada. ¡Yo no me iría de aquí ni loca! ¿Vas a quedarte mucho tiempo aquí?
- De momento estaré unos días. Tengo algunos asuntos pendientes.

El elfo se despidió cortésmente de la tabernera y subió a las habitaciones. Allí, dejó la mochila en el suelo, al lado de una cama, y se tumbó a descansar un rato. El viaje, pese a no ser muy complicado, sí que le había resultado largo.

Apenas hacía una semana que habían retornada del calmo Claro de la Luna, hogar del despertar del venerable Kaithan, y el puerto de Auberdine estaba de nuevo lleno de actividad. Aynarah repasaba con la mirada a todos los nuevos integrantes de la división, por fin un nutrido grupo de kaldoreis dispuestos a defender sus tierras, que cubrían con creces las bajas sufridas en la batalla de Vallefresno. Dhaelan puso en antecedentes a todos los presentes en el Concejo de Auberdine sobre el objetivo de la misión: una misteriosa nota, escrita en lenguaje naga, que revelaba escasos datos sobre un artilugio que podría ser de vital importancia para el destino de su raza, era imprescindible partir cuanto antes, el viaje sería largo y cansado.

Yo conozco un modo de poder traducir textos nagas.- dijo la recién iniciada como druida Indarai.- Existen unos artefactos, llamados Shaz'ents que abundan en las cavernas de Brazanegra, que permiten la traducción de ese idioma.

Así que el grupo se dividió por esa noche. Un destacamento compuesto por varios aliados y centinelas se dirigieron a escoltar a la joven en su búsqueda en las cavernas del oeste de Vallefresno, mientras que al recién llegado Argüen y Lethel, les fue asignada una misión de reconocimiento en la zona de la Espada del Maestro, actualmente la zona, experimentaba nuevamente un período de alta actividad, como parte de un ciclo que se repite cada tantos años desde tiempos inmemoriales.

La capitana, permaneció mientras en el concejo, examinando los mapas de la expedición y encargándose de trámites burocráticos de la división, cuando le sobresaltó una voz proveniente de las sombras. Alarmada, con las dagas empuñadas y el fiel As'tor al acecho, examinó los recovecos del edificio, encontrándose sin previo aviso, con una mano firme que tapaba su boca.

No te muevas, no quiero hacerte daño.- le habló en darnassiano una voz masculina.- No me gustas, pero necesito algo de ti, necesito saber dónde está Lasselanta.

El extraño liberó su presa, y ella se giró observando al desconocido, un elfo encapuchado del que no se apreciaba ningún rasgo particular. Llegó entonces la patrulla de la Espada del Maestro a interrumpir el incómodo encuentro, y el kaldorei embozado desapareció de nuevo entre las sombras.

El druida Argüen estaba alterado con la información que traía, mientras realizaban su inspección en la zona, tanto él como el pícaro, escucharon voces extrañas en su cabeza, una letanía que les aseguraba que su acompañante era el enemigo, y que acabaría con su vida. A duras penas mantuvieron la concentración y evitaron la tentación de lanzarse el uno contra el otro, y al llegar al altar profano que se erigía en el centro del lugar encontraron un libro cuya fuerza de atracción era ineludible. Intentaron tomar el tomo de su pedestal, pero sus páginas se abrieron violentamente y de entre ellas, unos puños de piedra de tamaño considerable tomaron forma, abatiendo a ambos centinelas. El druida se ofreció a realizar investigaciones en Darnassus, y convenientemente el pícaro fue enviado a Ventormenta, a buscar ayuda en la torre arcana, así seguramente, pasaría un par de días alejado en el viaje, pensó con alivio Aynarah.

Finalmente retornaron también el destacamento que se había dirigido a las Cavernas de Brazanegra, quienes habían conseguido su objetivo, recuperando varios de los mencionados Shaz'ent, no sin haberse llevado algunos rasguños por el camino.

Aynarah se paseaba por el muelle de Auberdine revisando los suministros para la campaña recién llegados de Darnassus, cuando una voz masculina llamó su atención. Al volverse se encontró con Lethel, ¿cómo demonios había podido volver tan rápido? Quien escoltaba un séquito de magos recién llegados de la capital humana. La elfa se sentía irrebatiblemente incómoda ante la presencia de los arcanistas, pero, en el fondo, no podía negarse a ella, al fin y al cabo, había pedido su ayuda, aunque el tiro le había salido por la culata. Hizo especial hincapié en las normas de los territorios de los Kaldoreis, nada de magia arcana, absolutamente nada, ni bajo peligro mortal, nada de nada, los magos parecieron comprenderlas, y partieron rumbo a la Espada del Maestro.

Al llegar al lugar, algunos de los acompañantes del magíster Dämien, parecieron extrañamente atraídos por el poder de ese enclave maldito, así que les ordenó que esperaran a una distancia prudencial mientras escoltaba al mago hasta el núcleo de los hechos. Emprendieron la marcha, a paso lento, al alcanzar el filo de la vaguada, observaron como una veintena de cultores de diversas razas corruptas y débiles, deambulaban por el lugar, algunos como vigías, otros tantos realizando sus escabrosos ritos. La elfa cargó las flechas en su arco y los fue abatiendo con precisión, uno por uno, antes de que tuvieran tiempo a reaccionar, y descendieron aprisa hacia el fondo de la depresión.

No se recuerdan ya, en la vieja memoria élfica, los años que hace de que iniciara la maldición en ese lugar, unos restos incorruptos de una bestia de un tamaño totalmente descomunal cubre la zona, y en su carne, un arma de aún más desproporcionadas dimensiones clavada. La energía desagradable de ese lugar no pasó desapercibida a ninguno de los dos y Aynarah sentía cómo se le ponía la carne de gallina. El mago se acercó al tomo maldito y puso sus manos alrededor de él, pero éste se abrió con violencia, como impulsado por una ráfaga de viento, y de entre sus páginas tomaron forma unos enormes puños que se abatieron sobre la cabeza de Dämien dejándolo inconsciente. Aynarah le ayudó lentamente a recomponerse, y juntos huyeron a toda la velocidad que las piernas del aturdido mago permitían, pues algunos cultores habían dado la voz de alarma y se reagrupaban para tomar su santuario oscuro.

Se reunieron con los demás magos y centinelas que les habían escoltado hasta la zona, y emprendieron la marcha hacia Auberdine, el magíster necesitaría reposo y tiempo para volver a Ventormenta a buscar referencias que le pudieran ayudar a entender de qué tipo de magia se trataba la de aquel libro. En el fondo, la colaboración con los arcanistas no había sido tan desastrosa como la elfa esperaba, suspiró medianamente satisfecha.

Los sables rugían quejándose del peso de las vituallas que tenían que transportar, y se zarandeaban intentando tirar al suelo el equipamiento que sus amos les habían cargado en esta ocasión. Un poco más tarde de lo inicialmente previsto, la caravana montó sobre sus bestias y comenzó la marcha rumbo a Desolace. Era un nutrido grupo de centinelas de Hoja de Ámbar y colaboradores de Centinelas de Elune, a parte de algunos aliados humanos y la compañía de “Lobos” de Drakenian.
La primera parada sería en la Atalaya de Maestra, tras largas horas de galope, se detuvieron para que los sables reposaran y comieran.

No tardaron mucho en re emprender el camino, atravesando Vallefresno, la zona Oeste había vuelto a florecer verde y salvaje como había sido siembre, y gracias a Elune, eran pocas las secuelas que la guerra le había dejado. Atravesaron Astranaar y con una mirada de nostalgia Aynarah señaló la que había sido su casa durante algunos años, ahora abandonada tras el saqueo de la ciudad, afortunadamente, la localidad recuperaba poco a poco su vida normal, los civiles habían comenzado ha retornar meses atrás, y la mayor parte de los edificios estaban en proceso de restauración, sin embargo, en los rostros de aquellas gentes, aún se veía el fantasma de la guerra.

Tras abandonar la ciudad, tomaron un desvío a través de los bosques de la región, entonces fue cuando notaron una presencia extraña, que se les clavaba como agujas en la nuca, una voz más allá de los árboles, que desapareció sin dejar rastro, como una ilusión, como una sombra. Gracias al atajo, en pocas horas alcanzaron el paso del Espolón, los especialistas en infiltración, Drakenian, Lethel, Lucylda y Dhaelan, se adelantaron a inspeccionar que la gruta fuera segura, al tratarse de una frontera y sabiendo qué aguardaba al otro lado, no sería de extrañar que se hubiera gestado una emboscada en su interior. Finalmente, la caravana atravesó el paso, y observaron con ira como aquel lugar, que antaño había sido espeso y verde como los bosques del norte de Kalimdor, había sido deforestado, mancillado y destrozado de la mano de los trabajadores de Ventura y CIA, algún día habría que tomarse la revancha contra esa compañía de malnacidos, aunque este no era aún el momento.

El último punto de la ruta era la Cima del Espolón, un pequeño poblado élfico del norte de la región, poco frecuentado y tranquilo, hogar de dríades y que contenía un túmulo tan antiguo como el mismo Kalimdor. Tras un largo y agotador camino, se relajaron y dispusieron a pasar un merecido descanso durmiendo bajo las estrellas.

((Afuuuuu qué pechada de escribir, estos días seguiré mientres esté fuera del wow, cuando digáis que os parece lo cuelgo en errantes))

((Oh dios mío... eres un genio!!!!!!! Ojalá me devuelvan el portatil pronto =( ))

¡Ostras! pedazo video. Lasse, manda a Lau con los elfos!

((Espero que os haya gustado, y siento si hay errores o cosas mal hechas, que es mi primer vídeo, aunque espero que no el último. Estoy preparando alguna otra sorpresa, a ver si al final cuaja, entonces sí que será ¡¡im-prezionante!!))

Laurence escribió:¡Ostras! pedazo video. Lasse, manda a Lau con los elfos!

Esto..... si claro, creo que mas bien os vais a pudrir en Costasur mientras Lasse se vuelve.

((Me ha encantado el video Dhae esta tela de currado, has sacado imagenes muy bonitas ^^, que ganas de empezar con el desenlace del evento >O<))